Thursday, April 09, 2009

HAY "ALGO" EN SU PRESENCIA

Desde hace un tiempo he estado meditando acerca del amor de Dios por nosotros. Y llego a la conclusión de que Dios nos ama tanto, tan celosamente, que sabe que por nuestra propia voluntad, ni de nuestra naturaleza lo buscaríamos, por lo tanto ha puesto “algo en su presencia”, una plenitud tan especial que nos hace volver a El, a buscarle, a anhelarle. Cuando has estado en Su presencia puedes reconocer que ya nada te sacia ni satisface como estar con El. Es como volver a la Fuente verdadera de nuestra existencia. Por eso Dios ha puesto dentro nuestro al Espíritu Santo, que nos lleva a buscarle diariamente, que nos recuerda que tenemos esa cita...
Mientras más días pasan sin ir a Su presencia, más seco te sientes, menos sabor le sientes a las cosas de la vida.
David lo expresa tan bien en el Salmo 84: Anhelo por la casa de Dios
1 ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!
2 Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová;
Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
3 Aun el gorrión halla casa,
Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos,
Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos,
Rey mío, y Dios mío.
4 Bienaventurados los que habitan en tu casa;
Perpetuamente te alabarán. Selah
5 Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas,
En cuyo corazón están tus caminos.
6 Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente,
Cuando la lluvia llena los estanques.
7 Irán de poder en poder;
Verán a Dios en Sion.
8 Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración;
Escucha, oh Dios de Jacob. Selah
9 Mira, oh Dios, escudo nuestro,
Y pon los ojos en el rostro de tu ungido.
10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,
Que habitar en las moradas de maldad.
11 Porque sol y escudo es Jehová Dios;
Gracia y gloria dará Jehová.
No quitará el bien a los que andan en integridad.
12 Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía.
¡El Salmista envidia a la golondrina que puede volar para acercarse al patio del tabernáculo! (vers. 3). ¡Qué hermosa imagen!. El versículo 10 también toca mi corazón: “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos...”, parece muy poético decirlo, pero me he puesto a pensar si me dieran a escoger entre vivir 1.000 días a mi antojo, “disfrutando” de la vida, de mi familia, de las cosas cotidianas que me gustan tanto; o un solo día en la presencia de Dios.
Es evidente que nuestras mentes se enfocan demasiado en lo temporal, y nos cuesta tanto centrarnos en lo eterno. Por eso creo que Dios ha puesto ese “algo” tan especial en Su presencia, para que dependamos de El, y volvamos a buscarle, a amarle, a rendirnos diariamente, a reconocer que sin El no vale la pena vivir. No podemos hacer otra cosa que RESPONDER ante un amor tan grande y un amante tan perfecto.
Carina Valerga